20070804

18 HISTORIAS FAMILIARES

Cuando estaba en el Seminario para ser cura, tenía un compañero con el que competía en cuestión de anécdotas familiares.
A ver quién en su familia tenía la historia más bizarra.
Su carta fuerte: la historia de su tía.
Resulta que la tía se embarazó muy joven y tuvo a la que fue la prima de mi amigo.
Las cosas siempre se repiten.
La prima se embarazó muy joven para así tener a la que es la sobrina de mi amigo.
Pero las cosas no siempre se repiten igual.
Cuando la prima se embarazó, a la tía le importó demasiado el que dirán.
Hizo desaparecer a la hija por un tiempo y fingió que ella estaba embarazada.
Sus hermanas la atendían con cuidado y cariño.
No sabían que la hermana tenía una panza falsa.
Le llevaban su atolito y demás cosas para que comiera.
Mientras tanto, la prima de mi amigo seguía desaparecida un tiempo.
No recuerdo cuál fue el motivo dado.
La cosa es que, cuando la prima “se alivió”, a la tía se le fue la panza falsa.
Y ahora tuvo dos hijas.
La sobrina de mi amigo creció pensando que su madre era su hermana.
Y que su abuela era su madre.
Por supuesto que, como suele pasar, odiaba a su hermana.
Sin saber que en realidad era su madre.
Las mujeres hacen cosas raras.
Se permiten más cosas.
Son más inmediatas.
Más viscerales.
No le temen a sus pasiones.
No se limitan tanto.
Es una buena contraposición al mundo masculino con el que quiero trabajar.
Puede servir.
Al final, las mujeres a fuerza se metieron en este relajo.

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