20070727

07 EL ENFRENTAMIENTO CON LA MÁQUINA

La noche como cómplice.
Sólo yo frente a la computadora.
Abro mi libretita donde he anotado algunas cosas.
¿Qué puedo hacer con esto?
¿Cómo coser algo?
Me siento como mi abuela.
Tomaba retazos de tela y cosía colchas para la cama.
Lo más simple hubiera sido unir un pedazo de tela al otro e intentar que combinara y hacer así una colcha de retazos como las que ya he visto en otro momento.
Pero no.
Mi abuela tomaba los retazos de tela que conseguía o le traían mis tías y los recortaba en círculos.
Después, con cada círculo hacía el pétalo de una flor.
Unía un pétalo con otro.
Una flor con otra.
Así hasta terminar.
Y ¡tan-tan! Habemus colcha.
Las colchas de mi abuela eran únicas.
Bueno, pues algo así puedo hacer.
Intentaré no quedarme sólo en coser los retazos de manera que combinen para librarme del trabajo.
Hay que hacer flores.
Como mis flores amarillas y blancas de la mañana.
Un problema del escritor es enfrentarse a la página en blanco.
Un tema tratado por tantos.
La maestra Josefina Vicens me es hasta ahora la más memorable.
Y ahora me toca enfrentarme a la página en blanco.
Una leve diferencia a mis anteriores enfrentamientos: no estoy partiendo de una imagen mía, estoy partiendo de inquietudes que, una directota, una asistente de dirección y dos actores, me han ido soltando.
Yo puedo escribir lo que se me dé en gana, pero este es un trabajo colectivo.
Intentaré apegarme a esa consigna y respetar sus inquietudes.
Aunque ahora tengo esta sensación que me dejó la imagen del campo.
La idea de la obra de los dos hermanos y el abuelo no me llama en absoluto.
Le he dado vueltas y me resulta demasiado artificial.
Y de alguna forma me recuerda a mi texto “Punto de Cruz”.
Pero con un abuelo en lugar de una abuela.
Aunque acá o saldrá el abuelo.
La cosa es que me parece que ya abordé eso y no tengo algo nuevo al respecto.
¿Entonces qué hacer?
Bien, apelo a mi trabajo inmediato anterior. La obra “Canto de Plañideras”.
Apelo en cuestión de estilo.
Me gustó trabajar de esa forma.
Buscar polifonías en el habla.
Buscar ritmo.
No apelar tanto al personaje sino más a la palabra.
Y eso me permite quedarme con la imagen que me generó esta sensación que tengo.
Bueno. Empiezo a escribir.
Va saliendo algo, pero suena poeticoso.
Tengo ese vicio.
En un certamen de dramaturgia donde estuve de finalista, los jurados pensaron que mi obra la escribió una mujer poeta.
Ahora voy entendiendo porqué.
Bueno, como material primero creo que funciona.
No hay personajes, sólo diálogos.
Me gustan las imágenes que van saliendo y de alguna manera, me ayuda a subirme a un posible barco sobre el cual indagar.
No sé si es que aún tengo fuerte la sensación de la mañana o si en verdad he logrado trasladarla al texto, pero lo que leo me dispara a ese momento aunque le he ido agregando los demás elementos.
En cuestión de estilo es parecido a mi trabajo anterior pero en este momento no importa.
No quiero preenjuiciarme con que voy a repetirme.
Sí, como escritor espero no repetirme, pero en este momento es muy pronto para poner esa barrera.
Releo y me gusta.
Un amigo se conecta al msn y se lo enseño.
Me gusta mucho, ¿pero quién lo dice?
Tiene razón.
Por una parte, puedo dejarlo así como en Canto de Plañideras, ¿pero eso sirve para este trabajo?
Bien, lo dividiré para dos personajes.
¿Nombres?
Miguel y Rodrigo, como los actores.
No, me mata todo el texto poner nombres.
Cosa rara, yo soy de poner nombres y creo en los nombres de los personajes.
Siempre he creído que nombrar al personaje me ayuda a conocerlo y que su nombre dice mucho del personaje mismo.
Nombre es destino, decía un maestro.
Pero acá los nombres no me están funcionando.
Hacen ruido al lado de esta cosa rara y poeticosa del lenguaje.
Y todo lo que hace ruido termina por romperse.
Bueno, por ahora lo más simple es seguir con la línea tirada por la directora.
A y B.
Simple.
De los nombres me preocuparé después.
Hago la división.
Salen cinco cuartillas.
Contienen algo de las palabras que me dijeron los actores y la directora resultado de su trabajo previo.
La sensación que me dejó el campo en la mañana.
Algunas palabras y frases que yo fui recuperando en las impros.
Ambiente de pueblo y un poco de ciudad.
Más o menos va respetando lo que se ha ido soltando.
Lo presentaré y a ver qué sucede.

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