20070727

09 NUEVO ENCUENTRO CON LA MÁQUINA

Otra vez de noche frente a la computadora.
El material funcionó, le gustó al equipo.
Pero no debo preocuparme porque el material guste.
Cuando se quiere que la obra sea buena, uno se preocupa por el efecto y no por la obra.
Ya me pasó esto durante el año de becario de la f,l,m,
Dejé de escribir para mí y empecé a escribir para que mis compañeros y tutor me dijeran: ahora sí te quedó bien. Ahora sí me gusta.
Estuve atorado más de medio año con un texto no sabiendo cómo escribirlo porque a mis compañeros no les gustaba.
Quita eso porque no me gusta.
Me es más interesante por acá.
Me gustaba más lo otro.
Me di cuenta muy tarde.
No pienso caer de nuevo en eso.
Tengo la gran oportunidad de escribir otra vez para mí, aunque el material de partida no sea mío.
Leo las cuartillas de nuevo.
Me gustan.
Saco mi libretita y veo las anotaciones.
Claridad en los personajes.
¿Quiénes son?
No lo sé.
Me han dicho que mi fuerte en la escritura es la psicología del personaje.
Que la abordo muy bien.
Pero en este momento no tengo ni idea de quiénes son estos dos.
¿Son dos?
Veo el resto de las anotaciones.
Palabras, frases.
Lo que más me llama es la frase de la naranja.
Para el siguiente encuentro trabajaremos con las mismas cuartillas que llevé, no es necesario llevar material nuevo.
Pero quiero seguir escribiendo.
Estoy emocionado y tengo miedo de que esta sensación primera con la que partí hacia estas cuartillas, desaparezca.
Empiezo a trabajar con la idea de la naranja.
Idea de cosas sencillas.
Altores de monedas.
Recuerdos que no son míos pero que anhelaba que fueran.
Melancolía.
Meto a un abuelo, que no quede fuera el pobre.
El abuelo se me contrapone de inmediato con un niño, pero no quiero que uno de los personajes sea un niño.
En mis textos anteriores traté el tema de la niñez. Tengo personajes infantiles.
Aún tengo mucho para trabajar con ese tema.
Pero acá no quiero ver a cualquiera de los actores haciendo de niño.
Pero la niñez no necesariamente implica ver a un niño en escena.
Sobre lo infantil, ese es el punto.
Que el texto tenga algo muy lúdico, un aire infantil.
Puedo usar lo de los altores de monedas, o lo de los legos que dijo otro actor.
Prohibido hablar del pasado.
Pero al mismo tiempo está lo de los recuerdos.
Y sí, el mecanismo más primitivo del conflicto es uno quiere algo y otro se le opone.
Pero acá no hay una oposición.
¿Hay conflicto?
Un conflicto con el medio puede resolver esto.
Que tengan un conflicto con alguien externo.
¿Con quién?
Bueno, yo empecé a hacer teatro con una obra de Sanchís, la directora está usando un método de Sanchís, pues sigamos Sanchistianos, que los personajes tengan un conflicto con el público.
Pero en lo personal no me gustan los textos que hacen referencia directa al público.
Señores del público, a ustedes les hablo, despierten y golpeen al autor de esto, al director, sálganse del teatro, etc.
Ya lo he visto y no me gusta.
Me gusta por ejemplo en Sanchís, hace que el público se cuestione su papel en el teatro sin que por eso lo estén retando directamente.
Es lo mismo cuando te dan consejos y los aborreces a cuando escuchas algo que no es precisamente para ti pero que sientes te toca, logras un grado de identificación mayor que cuando te dicen las cosas directamente.
Bueno, hablemos del público sin que necesariamente sea el público.
Entran al juego “los otros”.
Le quieren robar los recuerdos a A y B.
Sigo sin saber quiénes son los personajes. Por el momento, mientras aún no los conozca, que se queden como A y B hasta encontrarles nombre.
Dos personajes en busca de nombre.
Naaaaaaaaaaaaaaaa.
A ver hasta dónde da todo este material y qué tanto puedo estirarlo.
Sigo con el estilo poeticoso.
Buscando ritmo en el lenguaje.
No hay personajes claros.
No hay acotaciones.
Sólo imágenes y palabras a trabajar.

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